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Trastos & Letras

Mª Jose

deberes para la tertulia de mañana sábado 21 /03 / 2009

Pues sí, hay tertulia

Yo esta noche colgaré los deberes

Mañana no podré ir hasta última hora, por que curro

Te lo voy a decir de memoria, ya que no me acuerdo mucho , estoy en la oficina y no tengo a mano los apuntes

Mañaan si no me equivoco hay que traer un texto que parte de una noticia inventada acerca de una madre que mata a sus hijos para vengarse del marido, por que su marido la tiene exclavizada con sus hijos y se queja continuamente de que no los cuida bien.

Esta basado en el mito de Medea

Es un relato de lo que ocurrió, puedes hacerlo desde los diferentes prismas que se te ocurran, desde uno de los hijos, desde la madre , desde el pader , desde donde tú quieras, no sigo por que si no te desvelaré mi prisma particular que nada tiene que ver con ninguno de los demás, besosss.

No he tenido tiempo de colgar nada nuevo a quí, he tenido una semana muy intensa en mis otros blogs, así que este lo he dejado un poco abandonado

Nos vemos mañana si vas, pero llegaré sobre la 1 y media esperadme para que os entregue los trabajos y para recoger deberes

Chaooooooo

SOLEDAD (ESCENAS DEL CORTO)

PRIMERA ESCENA:

Otra vez he vuelto a quedarme dormido en la mesa de la cocina, viendo la tele, y es que esa cama es tan grande para mí, que me pierdo en ella. ¿Quién lo hubiese dicho hace tan sólo unos meses?

Pero es que estoy tan a gusto aquí, que es sentarme y quedarme planchado. ¡La plancha! Eso sí que es una maldición. María se pega horas y horas planchando para nada. Debería estar siempre en pijama y pantuflas, pero no. No logro quitarme la costumbre de ponerme el traje, y la corbata… ¿para qué demonios me pongo corbata? Y eso no es lo peor, no. Lo peor es quedarme media hora delante del espejo intentando pelearme con el nudo, mi garganta y los dedos. Si es que como ella nadie para poner corbatas.

¡Qué inútil soy! Soy y he sido, apenas si sé hacerme unos huevos fritos. María ayer me hizo unas lentejas que no se las salta un torero. ¡Qué buenas! Que digo buenas, riquísimas, algo fuera de serie. Si Elena me hubiese visto comerme esas lentejas no se lo habría creído en la vida. Siempre me decía que era demasiado sibarita y que mi madre me había mal acostumbrado. ¡Mi madre! Esa señora robusta, de buena presencia, que parecía que no iba a morir nunca de puta vitalidad y lo que son las cosas, murió de un mal parto. ¡No somos nada!

¿Pero qué hora debe de ser? Todas las comodidades del mundo, pero el reloj siempre atrasado. ¡Joder, qué tonto soy! ¿Será por reloj? Si cubre casi media pared ¡por Dios! Son las tres de la mañana. Y la tele encendida. ¿Qué es eso que están dando? Un documental sobre Alaska. Muy bonita, la verdad. ¡Qué paisajes! Pero que me importa a mí, si no voy a ir. ¡Joder, qué pedazo de lagos! Anda mira los osos como cazan salmones. ¡Ostias, mañana, bueno, dentro de un rato cuando llegue María le pediré que me haga unas rodajitas de salmón. Las hace de muerte…es la ostia esta mujer cocinando, bueno y no sólo cocinando, es toda una artista con la plancha.

Eso, debe pensar que soy tonto de remate, todos los días me deja un traje limpio, e impecable, ¿y para qué? Voy hecho un desastre, lleno de arrugas, el traje parece más viejo que yo. ¡No, no soy viejo! Soy un desastre, pero no viejo.

¿Y ahora qué hago? No me apetece ver la tele, me cansa, si me pongo a leer no me enteraré de nada y sólo conseguiré un grandísimo dolor de cabeza. Si fuese otra hora, menos intempestiva llamaría a mis nietos. Pero anda, si no me contestan a horas normales, a éstas muchísimo menos. Siempre están ocupados, esta gente joven no para un segundo, igual están de fiesta por ahí, pero anda la gracia que les haría recibir ahora una llamada de su abuelo, a lo mejor se asustan, y no… mejor espero a que se haga de día.

Me apetece comer algo, no sé el qué. Una onza de chocolate negro y unas galletas. A este paso no voy a caber por las puertas. Mejor enciendo la radio, a ver que cuentan. Pues vaya también lo animado que está el patio.

¿Qué día es hoy? No sé. Todos los días para mí son iguales. Vivo prácticamente en esta silla de la cocina, sólo me muevo para ir al lavabo o para comprar por las mañanas el periódico.

No hay nada como desayunar un café leyendo el periódico. Fíjate por donde, me están apeteciendo unas tostadas con mantequilla y mermelada de fresa. A Elena le encantaban, con mermelada de melocotón.

Tanto trabajar ¿para qué? Sí, tengo una casa enorme, con tres plantas, 9 habitaciones, 4 cuartos de baño, dos garajes, dos coches, una cocina en la que desayunábamos a diario, 6 personas, mis tres hijos, mi mujer, María y yo.

Si no fuese por María, yo estaría en una residencia, y todo esto vendido. Mis hijos, todos tan lejos, mis nietos, bueno, eso es harina de otro costal. Creo que si algún día viniesen sin sus padres no los reconocería.


¿Cuánto hace que no los veo? Por lo menos hace tres años que no los veo. ¡Claro, son tan jóvenes! ¿Qué van a hacer ellos aquí, en un pueblo donde sólo quedamos viejos? Además, no conocen a nadie, y tienen sus amigos en la ciudad.

Igual me presento un día de estos en su casa, pero… ¡No! Soy un viejo, y les molestaré, y no hay necesidad de eso. Ya vendrán ellos, aquí siempre son bien recibidos.

Pues anda, que si viviese en el Canadá aún sería peor, pero podría ir a pescar, allí también hay grandes lagos, vamos eso creo. Ya no sé ni lo que me digo.

María es un encanto de mujer, podría haberse ido ella también, pero se quedó conmigo, si no es por ella, a estas alturas habría olvidado hasta como se habla.

¿Y esos cuadros? Cada día me pesan más los recuerdos. Recuerdos que se me vuelven pesadillas. Cuando los miro, veo a Elena,… ¡Qué ilusión le hicieron! Fuimos a Zaragoza y si no se los compro le da un algo. Si los pudiese regalar, pero que no, ¡cómo voy a regalar yo los cuadros, si eran su capricho! Eso sería alta traición.

La tontería los cuadros nos salió cara, tuvimos que cambiar de color las paredes. Unas paredes tan llenas de vida para un anciano. No deja de tener su gracia. Por eso siempre estoy en la cocina, es más acorde conmigo, la única nota de color la pone el granito negro, los muebles son de madera natural de roble. Cualquier día me pongo a hablar con los armarios.

Estoy pensando en cambiar la mesa, y poner una mesa plegable pequeña y traerme el sofá cama de la sala de estar. En ese espacio podría poner la tele grande. Pero seguro que María se enfada. Se pondría perdida de grasa.

¡Bueno! ¿Y qué? La casa es mía, ¿no?, pues eso. Yo disfrutaría como un chaval viendo el futbol en la grande, si tener que cambiar de habitación.

Si además me pudiese poner un inodoro en la galería, cerrado por supuesto, sería ya el no va más. El resto de la casa se podría hundir por mí. Estoy loco, tanto trabajar, si casi no he conocido a mis hijos más que de domingo en domingo y a veces ni eso. Cuando su madre vivía, venían más a menudo, pero por ella. A ella sí que la querían.

Comer sólo no me gusta, pero siempre tengo ganas de picar lo que sea.

¿Qué hora debe de ser? Uffffff, son casi las seis de la mañana, tengo sueño, pero si me echo a dormir María me pillará en la cama. Si no me acuesto, cuando llegue estaré muerto de sueño. ¿Qué hago? Es muy tarde para dormir y muy temprano para levantarse.

Ya sé, voy a medir la cocina y voy a diseñar mi nueva estancia. Estoy medio muerto de sueño, y no puedo centrarme, mejor me voy a la ducha.

Si es que eres un desastre Julián, será posible que no seas capaz de hacer nada de forma normal, comer a unas horas determinadas, dormir, ver la tele… No, tú, no. Tú tozudo en hacer las cosas de cualquier manera. ¡Joder! ¿Has visto como te has puesto el traje? Entre arrugado y churretes de chocolate pareces un gitano.

Me voy a cambiar, mejor ¡Vete a ducharte so marrano! Y aféitate, pareces un pordiosero, y péinate un poco. Venga espabila, que ya falta poco para que llegue María.

Julián hoy te vas a poner un chándal y vas a salir a andar un poco y que te de el fresco, dentro de nada además de no saber hablar no vas a saber caminar. Y de vuelta compras unos churros, el periódico, y así le das tiempo a María a hacer el café.

Bueno, esto ya parece otra cosa, después de desayunar llamaré a mi hijo Pedro a ver si va a venir este fin de semana, o mejor, llamaré a Sara, que es mi primera nieta, a ver si la convenzo de que venga a verme.

¡Cómo pasa el tiempo! Me parece todavía tener a Pedro, Paula y Tomasín pequeños, hace nada, e íbamos de vacaciones a Rosas, la Ampuria Brava, no sé por qué pero siempre tuve debilidad por la costa brava, más que ninguna otra del mediterráneo. Claro, a mí lo que realmente me gusta es el monte, y allí está todo junto, yo podía estar tranquilamente a la sombra de un pino mientras ellos estaban en la playa. Todo eso ya habrá cambiado, hace tantos años que no voy a la playa. Si mis nietos quisieran venir, pasaríamos unos días este verano en algún hotel, pero ya veremos.

Va a ser muy difícil, con los pequeños no me atrevo a ir solo, y los mayores no querrán saber nada de un abuelo. Lo entiendo, pero me fastidia, los viejos no pintan nada con los jóvenes.

Lo que debería hacer es morirme ya, y dejar de dar tormento a la gente. Pero eso tampoco es cierto, ellos ni me ven ni me soportan, estamos muy lejos. O quizá debería pensar en mudarme a la ciudad. Pero… ¡Uy, no! La ciudad no está hecha para mí, por eso tengo esta casa en  las afueras. Todo el día sirenas sonando, gente de aquí para allá, vivir encerrado en cuatro paredes, rodeadas de asfalto, no, eso no es para mí. Total, para lo que salgo aquí, casi me daría igual, pero… no. Mejor me quedo en mi casa, sería un estorbo y se tomarían como obligación estar pendientes de mí, y al final siempre hay problemas.

¡Joder! Yo aquí de cháchara, y María ya está abriendo la puerta.

Me voy a por el periódico, y a recargar el móvil, para llamar luego en un rato.

¡Qué día más bueno hace hoy! Hoy el sol calentará, y un cafetito bien caliente acabará de templarme el cuerpo. Que no se me olvide recargar el móvil. Anda que el aparatejo este me pega cada susto que me enciende. Se empeñó mi nieto Iván en regalarme un Móvil ultra moderno, no sé para qué, si justo me va para descolgar y llamar. Estas tecnologías no son para viejos, y yo lo soy, no mucho, pero si lo suficiente para estos artilugios. Lo que peor llevo es no poder hablar con nadie, y mis nietos, ellos, son todo lo que no pudieron ser mis hijos. Han conseguido hacerme llorar, y sentirme aún más abandonado. Elena, espérame, quiero irme contigo. Debiste esperar a que me fuese yo primero, todo hubiese sido mucho más fácil.

Casi se me olvida: Elena, tu beso de buenos días. Te sigo queriendo.

 

SEGUNDA ESCENA:

Sara, hija… ¡eh! ¿Me escuchas?

Sí, soy el abuelo Tomás, el de Barbastro… ¿qué dices?

Sí, mujer, que ya sé que era una broma. No, no me he enfadado.

Oye una cosa hija. ¿Por qué no os venís este fin de semana para aquí. Ha nevado y podemos acercarnos a la nieve.

Vaya… Que tienes exámenes… Pues aquí nadie te va a molestar, ruidos no vas a tener, y lo de la nieve lo podemos dejar para otro día.

Vaya. ¿Y estás muy resfriada? ¿Has ido al médico? Cuídate, que los resfriados mal curados tienen mala pata

¡Ah! ¿Y qué te han mandado?

¿Paracetamol? ¡Ah! En mis tiempos se curaba todo con una aspirina y yéndose a la cama. Ahora todo es tan distinto.

—¿Qué dices? Sara hija, se pierde la comunicación.

Si ya estoy quieto

¿Así mejor? Vale, me quedo quieto aquí.

¿Un ordenador? ¿para qué quiero yo un trasto de esos?

¿Qué tú me lo instalarías? Bueno, si es así, me lo pienso. Pero..,

No te enfades Sara, es que yo no sé ni qué debo comprar, ni marcas, ni instalarlo, soy muy viejo para esas cosas

Hombre, eso espero, no morirme aún, pero es que yo no he manejado nunca un cacharro de esos. Lo mío han sido siempre las cuentas a mano. Hasta el móvil me cuesta.

No te rías hija, que a mí no me hace ninguna gracia.

¿Y dices que puedes ver a través de esos cacharros a los que te hablan?

¿Y eso como has dicho que se llama? Video… ¿qué?

¿Y eso como funciona?

Pues claro que tengo línea de teléfono fijo, lo que pasa es que  como todos tenéis móvil pues me es más cómodo.

Y tengo que contratar Internet ¿con telefónica?

Me parece demasiado complicado, pero lo intentaré

¡Ah! Que puedo llamar a telefónica y ellos me mandan un técnico y me lo instala. Esa opción me parece mucho mejor.

¿También ellos me lo venden? Estos de telefónica son unos vivos. Lo tienen todo atado.

Pero, ¿me enseñarán cómo funciona ese cacharro?

¿Qué no? Y… entonces ¿para qué demonios quiero yo el cacharro ese?

¿Qué me apunte a un curso? ¡Uy! Me parece que muchas cosas pides Sara. Mira que yo ya no tengo la cabeza para estudios

Sí, muy fácil para ti, pero para mí… ya veremos. No lo tengo nada claro.

Mira si me prometes que vas a venir a ayudarme, y a enseñarme este verano, cuando acabes los estudios, yo te prometo firmemente ponerme a ello.

Entonces hasta el verano nada de nada, ¿no?

Bueno, hija, perdón por ser tan pesado. Un beso cielo. Pórtate bien, y dales un beso a tus padres y otro para Sergio.

Venga hasta otra…Sí, hasta otra.

No sé para que llamo, siempre tienen cosas que hacer, pero la idea del ordenador no me parece tan descabellada. Sería genial poderlos ver mientras les escribo. Pero… es que no tengo ni idea de utilizar esos trastos. Me da a mí que esto no va a ser más que un tiraperras, pero en fin, todo sea por ellos.

Mañana mismo llamo a telefónica y que me informen, me den precios, y si no me pasaré por cualquier tienda de estas de informática y que me asesoren, que los de telefónica siempre han sido muy ladrones. De paso, les preguntaré donde se aprende a usar estos cacharros. Me voy volando para casa que María habrá hecho un café buenísimo, y hoy no compro churros, el periódico y con el pan de ayer me haré las tostadas, que se me ha quedado el olor en el paladar desde que me he acordado de ellas. Hoy me volvería a comer otro plato de lentejas, pero bueno, eso María ya dirá.

Le tendría que haber dicho que no. Si después ya sé lo que pasará, que seguro con la mala suerte que tengo no me vale la línea, o no me lo instalan bien, o yo que sé. Es una gran posibilidad la que me presta el cacharro pero ¿ya sabré yo darle utilidad? También me dijeron lo mismo con el móvil y si no llamo yo no se acuerdan ni de que existo.

Bueno, una ventaja tengo y es que de escribir a máquina sé un rato largo. No pierdo nada por intentarlo.

¡Qué bien huele ese café! Y las tostadas están de muerte, ni muy quemadas ni muy blancas, en su punto.

Esta María vale lo que un Potosí.

 

 

 

 

ESCENA TERCERA:

Me he comprado el ordenador, me he ido a hacer cursillos hasta el verano, y todo ¿para qué?
Ya te lo dije yo Tomás, que era perder dinero y tiempo, pero de nada ha servido saberlo de antemano.

Al menos el móvil me lo regalaron, pero el ordenador me ha costado casi 1800 €. En las clases particulares me he gastado… ya ni lo sé, ni quiero saberlo, y total que nunca se acuerdan de darme su dirección de correo. Yo no sé aún como se mandan los mensajes, me hago un lío, los llamo para que me lo den, y me dicen “Ya te mandaré un sms”, pero con eso me quedo.

No quiero darme por vencido, ni sentirme como un perro apaleado, ellos tienen su vida, y yo la mía. Además esto de Internet no está tan mal, me paso los días mirando cosas, ahora ya no me compro los periódicos, eso que me ahorro, leo la prensa por la red. Aunque maldito el ahorro que me supone, si pago 60€ al mes de conexión. Me vendieron la moto de 10 megas y lo único que llega es a 1 y gracias.

Hace muy poquito tiempo no sabía que era y como funcionaba el cacharro, y ahora me escucho y parezco todo un entendido. Lo que más me fastidia de todo es que me compré todos los accesorios habidos y por haber, que si un pendrive, de esos, que si una impresora con fax y escáner, que si un micrófono con cascos incluidos, que si la web cam, vamos que no me falta un detalle. Bueno, sí, que mis nietos se conecten y me den su dirección de correo. Pero no hay manera.

En el cursillo hay un par de amiguetes, que me he hecho, me dicen que se dedican a ligar por Internet, pero yo sinceramente prefiero comprarme un perro.

Ya tengo bastantes mirados, tengo guardadas en favoritos por lo menos 6 páginas de anuncios de compra- venta de cachorros.

Siempre me han gustado los perros de agua españoles, pero tienen el inconveniente de que sueltan mucho pelo, me iría mejor uno de poco pelo como esos que se han puesto de moda ahora los sarpeigs esos o como se llamen, pero son tan feos que de pensarlo me sale sarpullido.

Lo que tendría que hacer es dejar de pensar tanto en mis nietos, vivir un poco la vida, pero eso es casi imposible, si cuando tuve edad para hacerlo me faltó mi queridísima Elena. Bueno, si Elena se imaginase ni de lejos, que estoy pensando en comprar un perro, de seguro me llevaba con ella sin perder un segundo.

¡Ay! Elena ¿Tan malo he sido para merecer este castigo? No me puedo creer que consagrar toda una vida al trabajo, al sacrificio personal en bien de la familia reciba por pago este desapego.Quizá sea yo el culpable de todo, quizá me deje obnubilar por el dinero, por poseer una casa grande, hermosa, soleada, y apartada de la urbe, por tener dos coches, por permitirme pagar a mis tres hijos una carrera universitaria, el mayor estudió medicina, 6 años mas el MIR, Paula se decidió por Biología, y el pequeño siempre me llevó de cabeza, empezó tres carreras y al final se quedó con Empresariales. Nunca les reproché nada, al contrario, siempre les he dado todo lo que ha estado en mi mano, y ahora, ellos viven su vida con sus respectivas familias, y el único nexo de unión entre nosotros está muerto.

Igual hago caso a mis amigos y me voy con ellos a un bar de copas que hay en Lérida para separados, divorciados y viudos, pero me da no se qué, yo no quiero más mujer que mi Elena.

Y encima si me liase con una mujer donde estaría con ella, en la habitación de matrimonio por descontado que no, en la de alguno de mis hijos…, pues tampoco me parece bien. De hecho, ningún sitio de esta casa me parecería bien para traer a otra mujer que no sea la que fue siempre su dueña, y ella ya no volverá.

Decidido, me compraré un perro, un perro de agua catalán, y lo tendré en la terraza de al cocina, que es amplia, y es como un jardín interior, de esa forma mataré dos pájaros de un tiro, me obligaré a salir y ya no me sentiré solo.

Y  a mis nietos, que hagan lo que quieran, si vienen serán bien recibidos, si no, yo me seguiré yendo a pasear con Trenzas, he pensado hasta el nombre, debería llamarlo Rastas, pero si lo hago igual piensan que soy un abuelo yeyé.

El ordenador, creo que lo usaré poco, igual cuelgo un día de estos un anuncio por Internet a ver si saco algo de lo que me he gastado en él.

María debe estar a punto de llegar, hoy tocan lentejas, por fin.

NO TE OLVIDE (3)

NO TE OLVIDÉ (3)

 

—¡No! No es mío

—Él te ha elegido. Siempre lo hace. Hace 23 años, me eligió a mí.

—¿Cómo sabes que es él el que me ha elegido?

—¿Lo has visto brillar, verdad? Y después… Después no has podido evitar quedarte para admirarlo. ¿No es así?

—Bueno, así, así… No. Me ha llamado la atención ese brillo. Pero después todo ha sido tan rápido que casi lo había olvidado.

—No deja de ser extraño, hasta ahora sólo había elegido a hombres. Cada 23 años ocurre. No sé como. Cambia de manos, y el que lo recoge, recoge la culpa de su crimen.

—¿Perdón?... Sigo sin entender nada.

Aquel hombre barbudo, mal vestido, con las uñas excesivamente largas y sucias empezó a sacarse aquel objeto ajado y sin lustre alguno.

—Pero… ¿Qué está haciendo? No lo quiero, no es mío. No quiero que me lo dé.

—Perdone señorita, usted no está en condiciones de decidir si se lo queda o no. Él ha elegido, y se quedará con usted.

—No lo pienso coger.

—Ya es tarde. Ya está en su dedo.

—¿Qué?

Era verdad estaba en mi dedo corazón. No me apretaba, pero no lo podía mover ni un poquito, parecía estar tatuado.

Recuerdo que intenté quitármelo de todas las maneras conocidas y por conocer, pero no hubo forma.

Ya en el tanatorio, donde yo trabajaba, cuando me trajeron los cuatro cadáveres para prepararlos, aquel artefacto, volvió a brillar con una intensidad cósmica, irradiaba un haz de luz azulado que cegó todas las demás luces de la estancia.

Otra vez volvía esa conversación a mi cabeza, tumbada en la cama de mi celda.

—Haga lo que haga el anillo hará que todas las pruebas apunten contra usted, y no podrá hacer nada para evitarlo. Además si quiere librarse de él, tendrá que someterse a su poder. Dentro de 23 años la liberará.

—¿Y si me niego? ¿Qué pasará?

—No lo sé señorita. Hasta ahora nadie se ha podido negar. Inténtelo y si puede deshágase de él por el bien de todos.

El hombre se alejó, y según iba caminando, pareció rejuvenecer, su espalda se irguió, su paso se hizo más firme. Cuando calculó que estaba a una distancia prudencial, se despidió de mí mandándome un saludo con su mano derecha, y siguió su camino.

NO TE OLVIDE (2)

NO TE OLVIDÉ (2)

¿Qué más da? Todo es una mierda. ¿Qué importa que no lo hiciese yo, si yo quiero pagar la pena?

Nadie sabrá nunca lo que ocurrió, nadie, excepto yo. Jamás hallarán la respuesta que buscan, y sin embargo se conforman con cargarme el muerto.

La gente que estaba allí no se dio cuenta de nada; de repente todos parecían muertos y el médico forense firmó el parte de defunción casi nada más llegar.

Sus cuerpos inertes no me impresionaban, sus miembros rígidos y azulados no me asustaban, ya no se levantarían contra nadie, ya no volverían a golpear.

Cuando les extraje la sangre de sus corpulentos cuerpos, supe que yo les estaba matando, su sangre latía aún caliente.

No sé como la policía tuvo tan claro que yo era la culpable.

Paulino permanecía totalmente ajeno a todo, probablemente no se dio cuenta de nada; él estaba en el suelo cubierto de sangre, fue el primero en ser recogido por las ambulancias del SAMUR. Los otros fueron detrás totalmente embalsamados en bolsas del color del papel de aluminio.

La gente se empezó a dispersar, y tan sólo quedaron unos pocos que fueron escogidos por la policía al azar para que testificasen.

Nadie sabía cómo podría haber ocurrido.

¿Cómo explicar que cuatro personas, en medio de la paliza salvaje, que le estaban propinando a Paulino, de repente cayeran muertas al suelo, sin que nadie les tocase, sin tener signo alguno de intoxicación ni siquiera un rasguño en su cuerpo?

¿Sí nadie se les acercó, que pudo pasar?

No lo saben, pero da igual, tienen un culpable.

¿Qué más da quien fuese?

Ellos están muertos y enterrados. Paulino salió airoso del percance y sigue su vida.

Y yo…, Yo estoy en la cárcel.

QUIERO SENTIRTE

AHORA NO QUIERO ESCRIBIR, QUIERO SENTIRTE, SOLO ESO, SENTIRTE

 

Te fuiste rebelde y has vuelto más rebelde… Tus palabras han llegado al pozo infecto de mi corazón. Siempre serás brisa marina rebelde, por que ellos te acompañaran en tus sueños, en tus ansias, en tus ilusiones y fracasos.

Sueños rotos como cristales de botellas medio vacias, sueños indefensos ante la vida voraz, sueños que te acercan a tus lágrimas de sangre púrpura, que recorre tus venas en busca de alcohol, de pesadillas, de olvidos y sinsabores.

Ahora, no quiero escribir, sólo sentirte, sentir el sonido de tus lágrimas rodando por el río, siguiendo la vereda de una vida que se lleva, buscando en la margen la ilusión para seguir adelante.

Hoy, ahora, seré esa brisa marina que te acaricie, que congele tu cara, y acune tu pecho, hoy seré una madre húmeda y salada como tus lágrimas.

Quiero sentir como mi sangre entra por tus arterías y saca los escombros de tus miedos a través de tus venas, irrigarte de esperanza miserable, por que todo puede ser peor, todo, sí, menos nosotros, que amamos en silencio la vida que pasa, que nos llega, que nos mutila y nos arrastra.

Brindo con vino añejo por la rebeldía de tus 18 años, por ese ser rebelde que se preocupa por ti, que me riñe a mí, y también por que mañana nos tiren al río, junto a nuestras botellas rotas y se olviden de que existimos, por que juntos somos todo, solos nada.

Quiero creer que nada nos separa, tan sólo unos centímetros en un gran mapa, y creo que nuestras auras están conectadas, el rebelde, el niño y la mar en calma. Así será aunque Dios se la menee riéndose y burlándose de nuestra alianza. Ni siquiera él, el poderoso, el omnipresente, el que todo lo ve nos vencerá, por que nuestra derrota será nuestra victoria, y borrachos al amanecer veremos el río que la vida se lleva.

Lanzaremos nuestras botellas a aquellos que se ríen de nuestra conjura de necios, pobres y carentes de vergüenza, y los cristales estallarán cortando el vacío de nuestras almas.

Tk. M.

Las manias del esperpento

LAS MANIAS DEL ESPERPENTO

 

En realidad no se pueden llamar manías, ya que toda esta forma de sentir y pensar venían condicionadas por su aspecto físico.

Cuando era bebe, era imposible poderlo tapar, ya que su cuello retorcido hacia dentro y abajo le producía el ahogo, y con sus brazos menudos arremolinaba las mantas hasta dejarlas hechas una pena.

A medida que se iba haciendo mayor, empezaba a opinar por si mismo, y una cosa que no soportaba eran las manoplas. Su madre se las ponía para que la gente no se fijase en que tenía seis dedos, huelga decir que esto carecía de importancia si lo comparabas con el aspecto de lo que comúnmente solemos llamar cara. El pobre se pirraba por los guantes de piel, le encantaba el tacto, además le iban muy bien debido a la sensibilidad extraordinaria de su piel. Ya os podéis imaginar la gracia que le hacía a la mamá, pues tenía que adaptarlos a las peculiaridades de sus manos, lo cual le costaba un mundo, agujerearlos y acoplarle el sexto digito.

Otra cosa que le encantaba era llevar bufandas de lana, a lo que su madre intentaba convencerlo de que no se la pusiese, pues más parecía un turbante de joroba que otra cosa. Como su cuello se aplastaba hacia delante según iba creciendo se le pegaba al pecho de forma que no había manera de enrollársela por ningún lado. Pero lo que son las madres, por complacer al niño hacía lo que fuese.

Cuando se hizo adolescente, su miembro viril se volvió medio loco, y cuando menos se los esperaba salían disparadas las consecuencias de las irregularidades hormonales. Para colmo de males le gustaban los pantalones de pitilllo, su madre debía abrochárselos pues sus cortos brazos le impedían llegar al botón, y con las eyaculaciones involuntarias y las patitas como alfileres parecía siempre meado, aparte de pegajoso, y cuando andaba las perneras chirriaban.

Más o menos cuando tenía los 20 años tuvo que asistir a una boda de una prima, lo invitaron pensando que él mismo se negaría a asistir, pero no contaban con que nuestro amigo tenía una auto estima fuera de lo común y para nada se escondía de nadie, según él los raros éramos nosotros.

Se le metió en la cabeza que quería ir vestido de frac. Nunca un pingüino tuvo tanto éxito. El problema peor fue ponerle la camisa, su madre se pegó cerca de tres horas para podérsela colocar. Pero él no desistió de su sueño, todo lo contrario, con indecible paciencia aguantó toda clase de improperios provenientes de su progenitora hasta que la tuvo puesta, aunque no se sabía muy bien si estaba al revés o al derecho. Y ya cuando parecía que lo peor había pasado, le pidió a su madre que le pusiese los gemelos, aún a sabiendas de que era alérgico a cualquier tipo de metal.

Llegó a la boda con la camisa hecha pedazos, ya que los gemelos le empezaron a picar y con las enormes uñas desgarró por completo ambas mangas. Su madre para disimular un poco la situación le quiso poner la chaqueta por encima. Al no tener un cuello en condiciones el frac se le caía de todas las formas en que lo intentaba. Finalmente optó por ponerle un imperdible plastificado, pero como pesaba mucho, se volvía a resbalar, con que como última solución tuvo que coserle el cuello del frac al de la camisa, pero como no se estaba quieto, tanto rascarse, se le quedó todo encogido y fruncido, aún así no se echó atrás y siguió en sus trece de acudir con esas pintas al banquete, pues a la iglesia ya no llegaban ni por obra de milagro.

Se aficionó a beber bebidas con gases, le encantaba la coca—cola, aunque existía un serio problema para beberla, todo debía tomarlo por medio de pajitas, y no tenía control alguno sobre si aspiraba o espiraba lo mismo se llenaba el vaso de burbujas, que se le salía por los oídos. Estos eran aparentemente normales, pero el agujerito que va a dar a la membrana del tímpano, era exageradamente grande y además estaba hueco, si tenías las narices suficientes para asomarte por ellos, veías su laringe completa, y cuando estaba resfriado, su madre le sacaba el moco con jeringuillas de las gordas.

Y ya para finalizar tenía una manía, tal y como las conocemos nosotros, no soportaba las puertas cerradas, y las ventanas debían estar siempre abiertas y con las cortinas corridas. En verano era un completo incordio por culpa de los insectos, y en invierno por que pasaban un frío de perros. Al ser imposible taparlo cogía resfriados de órdago, y su mamá no ganaba para jeringuillas, ni para bolsas de basura, pues estos olían que tiraban para atrás, con lo que cada vez que se los limpiaba tenía que salir urgentemente a tirar los desperdicios.

Otra cosa que le encantaba era asomarse por la ventana, y mirar las chicas que pasaban por la acera, como no podía hablar, se le escapaban unos sonidos repelentes comos si fuese el silbato de un tren afónico, y poco después sus pantalones se quedaban pegados a la pared.

Cuando murió su madre, la familia pensó que la mejor opción iba a ser llevarlo a una residencia, y así lo hicieron sin perder ni un solo día. De hecho el día del entierro de esta pobre mujer, lo vistieron y asearon en la residencia, aunque para no complicarse la vida lo sacaron en pijama, y con zapatillas de estar por casa… total para lo que iba a hacer.

El caso es que ese día fue el primer día en que entró en depresión, no por la muerte, si no por la vergüenza que tuvo que pasar al despedir a su madre de esa guisa.

Y es que contrahecho era, pero su cabeza era envidiable. Se encerró y se puso a estudiar de forma compulsiva, y llegó a sacar la carrera de Criminología.

Pocos años después falleció.

El esperpento de las mil y una manías

El esperpento de las mil y una manías.

 

Si en aquellos años, hubiesen existido las ecografías su madre no hubiera dudado ni por un momento en abortarlo.

Cuando nació, ya era feo, pero claro, todos los bebés o recién nacidos son feos, o por lo menos así lo pensó su madre cuando vio aquella masa de carne informe que le colocaban sobre el regazo.

El chiquillo en cuestión, era algo digno de ver, si hubiesen llamado al exorcista del Vaticano, seguro que hubiese dicho que era una abominación del maligno, que se había cebado en una pobre criatura indefensa.

El día de su bautizo, por decir algo, el cura cuando lo vio, pidió a su madre, muy descortésmente, que hiciese el favor de cubrir el rostro del neonato. El pobre párroco enfermó de repente y casi temieron por su vida. Cuando salió del hospital se fue directo a un manicomio, diciendo que había bautizado al mismo Satanás, y que la iglesia estaba manchada por el maligno, y que la única solución era quemarla. Sólo el fuego sería capaz de purificar aquel lugar que hasta ese día permaneció santo y a salvo del demonio.

Bueno, esto es exagerar las cosas, por que tampoco era tan tan enormemente feo, algo repelente… pues sí, bastante, pero doy fe de que el chiquillo no tuvo la culpa.

Físicamente, si no lo conocías, y si no estabas acostumbrado a verlo, la verdad es que asustaba, pues tenía unos rasgos físicos bastante acentuados, que diferían bastante de lo comúnmente acostumbrado.

No sé bien si decir que eran defectos físicos o es que estaba simple y llanamente mal hecho.

Su cara, daba miedo y mala gana. Si la mirabas con asco, era capaz de provocarte el vómito, con lo cual aquel que se acercaba al chiquillo o tenía una educación de aupa, o tenía que salir por patas. Empezaremos por el cabello, era de un color oscuro, con mechones claros, pero presentaba una particularidad, los mechones eran lacios y parecían como pajas de trigo seco, el resto era rizado, como el de los negritos del África y sedoso. Algunos malintencionados dijeron que eso es que la madre compartió cama el mismo día con dos individuos y que en vez de salir gemelos salió uno a trozos como el plum-cake, que lleva de todo y a su libre albedrío.

Los ojos son llamativos a más no poder, y no precisamente por su belleza, aquí también se presenta una dualidad un tanto sospechosa; un ojo chiquito y negro como el azabache, y otro grande y azul, tan desproporcionado que parece un mar dentro de una isla. Además son extremadamente singulares por el hecho de que el pequeño cada vez se hacía más pequeño, hasta llegar a ser un punto como un lunar en medio de la frente abombada, y el azul, completamente al revés, le convertía en un Polifemo extraordinario.

El hecho de tener un solo ojo útil para la visión, hacía que este tuviese una forma de mirar que aterrorizaba, las pupilas se le dilataban hasta extremos insospechados cuando se trataba de ver algo muy pequeño, y al contrario si se trataba de mirar hacía el horizonte o alguna cosa lejana, pero lo que más impresión causaba era la forma de voltear dentro de la cuenca. Su iris parecía una noria en dos dimensiones, tal cual si fuera un camaleón.

Por nariz, creo que directamente tenía una trompa inmisericorde que le hacía doblar el cuello y estirar sus cervicales hasta apoyar el mentón a la altura del esternón. No era joroba, por que no tenía espalda suficiente para ello, era como el cuello de una jirafa aplastado con la intención de llegar algún día con la barbilla al ombligo.

De la boca, mejor no decir nada, era un pequeño agujero, casi inútil. Su madre para amamantarlo tenía que ponerle pajitas de refresco, cuando se hizo más grande, la comida se la daban con jeringuilla. De hecho, creo que no tenía dientes, en el caso de haberlos tenido le hubiesen crecido tanto que le saldrían como colmillos de jabalí, pues por aquel orificio era poco menos que imposible meter cualquier cosa sólida.

Del resto del cuerpo, bueno, era todo él proporcional a los rasgos de su cara. Las piernas extremadamente largas y finas, mientras que sus brazos eran cortos y robustos, y sus manos tenían seis dedos escuálidos, pero con unas uñas de acero, mientras que las de los pies se le rompían a cada paso.

Vestirlo, eso era cosa de artistas. Lástima que no naciese en la época del cubismo, pues alguno de nuestros grandes pintores le podría haber diseñado la ropa. Pero su madre era muy apañada la mujer y se la hacía ella misma a medida. La única pega que tenía todo esto es que para cuando  acababa, Darío había cambiado  ya su cuerpo de nuevo.

No sé de que estarían hechas sus células, pero estaban dotadas de un impresionante dispositivo de autoregeneración. A pesar de lo mal formado que estaba ya de nacimiento, poseía la capacidad de regeneración en cualquiera de sus tejidos, el más visible, el epitelial, gozaba de una salud de roble, en los 50 años que vivió, nunca tuvo una arruga, ni siquiera las heridas se le quedaban marcadas. Si se hacía un corte importante, antes de que su madre dijese: ¡Jesús! La herida ya había cerrado perfectamente sin cicatriz alguna, y lo que es más raro, sin muestra alguna de dolor. Aunque… claro con esa boca poco podía quejarse, a lo más que llegaba era a emitir sonidos guturales, muy agudos y otros apenas audibles broncos y que te pegaban cada susto que no sabías si echar a correr, gritar, callar o mearte encima

DEBERES PARA EL PROXIMO DIA 14 DE FEBRERO

SEGÚN JUAN, QUE YO NO ASISTÍ, POR MOTIVOS LABORALES LO QUE HAY QUE HACER ES LO SIGUIENTE:

-HACER LA DESCRIPCIÓN DE UN PERSONA, DE FORMA QUE SE SAQUE UN RETRATO DE ALGUIEN QUE TENGA UNAS CUALIDADES FISICA, PSIQUICAS O CUALQUIER OTRAS QUE SE OS OCURRAN QUE SE SALGAN DE LO CORRIENTE

SE PUEDE CREAR UN ESPERPENTO, FISICO O PSIQUICO O DE LAS DOS A LA VEZ

NADA, CUESTION DE ECHARLE IMAGINACION A LA COSA

PUES NADA MAS CHICOS, QUE OS SEA LEVE

bESOSSSSSSS

ARRIBA Y ABAJO (5) FINAL Y FINAL DEL EJERCICIO

Manuel, sale a la calle. Lleva intención de ir a tomarse un café y leer de paso el periódico a ver si encuentra algún anuncio en el que se necesiten altos ejecutivos, o gerentes, o cualquier cosa a su altura.

Se echa mano al bolsillo, no lleva ni un céntimo. Ralentiza el paso, tiene la sensación de haberse quedado pegado al suelo. De repente el maletín le pesa demasiado. Su carga es insoportable. Lo apoya en el primer banco que encuentra al paso. Rebusca en su interior en busca de algún billete olvidado o de alguna moneda extraviada. Tras revolverlo todo, no encuentra nada.

—“Adiós al café, y al periódico” —piensa para él.

Su cuerpo no le acompaña, sus músculos de repente se han deshinchado, no tiene fuerzas para continuar. La buena suerte que hasta ahora había sido su fiel vigía había decidido unilateralmente abandonarlo, y cogerse unas largas vacaciones.

Se para en medio de la calle. Ve la gente pasar de un lado a otro. Está en un remolino, sin vuelta atrás. Ya no sabe dónde se encuentra, su instinto de cazador le ha abandonado, ahora tan sólo es una perdiz acorralada por el asfalto y su vorágine urbana.

Le falta el aire, empieza a híper ventilar, sus ojos se vuelven opacos, no ven más que sombras amenazantes.

Ahora está seguro, todo ha sido una gran mentira, todo es una broma, o en el peor de los casos un sueño. Él es una pobre perdigacha, y la van a aplastar de un pisotón. Nadie lo ve, ni lo oye, y él sabe que está gritando. La gente se ríe.

Si, se ríe de él, se ríe por que lo van a aplastar, y no puede defenderse, no tiene alas, son diminutas y carentes de plumas.

Las risas se convierten en carcajadas hilarantes. Sus caras conforme se acercan se van deformando, lo que al principio es una tímida sonrisa se va convirtiendo en una boca gigante, hasta tal punto que cuando llega a su lado siente el olor penetrante de esas fauces, abiertas, babeantes que se lo van a tragar. Los dientes se afilan, y se hacen largos como cuchillos y finos como estiletes.

Las caras deformes lo están rodeando, le empiezan a dar vueltas alrededor, y en un momento se meten en su cabeza y se ríen de él, dentro de su cabeza. Sus oídos van a estallar… Su cabeza va a estallar. La sujeta con ambas manos, la agarra con fuerza, grita hasta desgañitarse, y de repente todo es negro.

Oye sirenas…

Está inmovilizado, su mujer lo mira llorando…—“¿Estamos arruinados, verdad?” —. Ahora es él el que cierra los ojos y asiente.

ARRIBA Y ABAJO (4)

¡Manuel! ¿Ya estás aquí?

Sí, hoy he salido pronto de la oficina… Me apetecía comer en casa

¡Ah!... Pues no hay nada preparado, pero si me ayudas en un momento nos hacemos algo. Desde que se fue Rafaela, chico, es que no se come nada bien en casa. Mira que la manía que te dio de decir que no era de fiar

Laura, no empieces. Por favor. Aunque haya llegado pronto estoy muy cansado.

Pues yo, ni te cuento. He estado toda la mañana de compras. Chico, están las tiendas de un imposible que para que. Y eso que dicen que hay crisis, pero para cualquier trapito de nada, tienes que pelear. No me quiero imaginar si fuésemos pobres, como me las iba a arreglar para ir a cualquier tienducha de mala muerte.

Laura no llames al mal tiempo, que bastante feas están ya las cosas.

¿Quieres que te enseñe lo que me he comprado? Es un auténtica ganga. Mira le dijo a Manuel muy emocionada. ¿Has visto que camisa más preciosa?

¿Cuánto te ha costado?

Manuel… ¿qué pasa? Tú tienes algo raro… ¿Estás enfermo? Oye, venga, nos vamos ahora mismo al médico y que te vea

No digas sandeces mujer. Estoy perfectamente.

No me llames mujer, ya te pareces al bocazas de tu padre…

Oye, bonita, sin insultar. Que es mi padre, y el no dice lo que piensa de ti.

Manuel, tú tienes algo. ¿Pero no te has fijado lo pálido que estás?

Manuel estaba blanco, por casualidad alcanzó a ver el precio de la dichosa camisa… 240 €. “Ni que fuera de oro”pensó.

¿A qué es preciosa?

Pero Laura… ¿A ti no te da dolor de conciencia gastarte semejante barbaridad en una camisa? No ves que está medio país que apenas si le llega para comer, y más de medio mundo pasando hambre.

Manuel, no creas que no tengo conciencia. Pero si es una ganga. Es lo más barato que de hoy. Mira… Te voy a enseñar los zapatos que me he comprado, y no son nada caros, me han costado 895`99 € ¿A que son de los más bonito que has visto?... Elegantes, finos, de excelente calidad y lo mejor de todo comodísimos.

No me jodas, Laura. Pero como quieres convencerme de que son cómodos si tienen un tacón de un palmo. Cuando te los pongas será como andar sobre tus uñas. ¿Te los has probado?

¡NO! Pero con verlos, sólo con verlos, ya se sabe que como un guante para los pies.

Laura, ¿se puede saber exactamente cuanto te has gastado hoy?

No sé, Manuel, no llevo la cuenta, pero así por encima, unos 4000 €, más o menos.

¿Más o menos? ¡Tú si que estás mal!, estás como una cabra Laura. ¿Tú sabes cuánto gano yo al mes? ¿Lo sabes o no?

Pues no, nunca me he preocupado de eso.

Pues… suponiendo que todo vaya bien, y eso últimamente es un imposible, llego a unos 10.000 €. Si en un solo día te gastas 4000 €, dime tú… ¿Qué comemos a final de mes?

¿Tan mal están las cosas?

Pues sí… Y tengo suerte de que aún estoy trabajando y voy cobrando algo, que el día que esto haga “ploff”…Nos hundimos, Laura. Nos quedamos en un pozo sin fondo. Nos quedan más de 300.000 € por pagar de la casa. Así que por favor te pido, que raciones tus compras.

Está bien Manuel. Note pongas así. Anda, ven a la cocina y me ayudas a hacer algo, comemos tranquilamente y nos relajamos. Que… ¡hijo, tienes una cara de estresado! Parece que estar a punto de morir.

Prepararon algo de comer ligero; ensalada y carne a la plancha, y unos flanes de postre.

Me tengo que ir Laura. Me esperan para una reunión muy importante. Un beso, cariño… y no lo olvides. Raciona los gastos y las compras superfluas.

Que sí. No te preocupes. ¡Qué pesado estás últimamente con el tema del dinero, por Dios!

 

DEBERES PARA EL SABADO

Siento mucho no haber publicado los deberes, perdonadme, esque estoy enfrascada en mil y una cosas, pero ahí van, si os da tiempo los hacéis si no pues nada

Yo no podré ir, pero bueno espero que vayais vosotros.

Hoy espero colgar el próximo de los relatos de los deberes

Consisten en:

Si no me euivoco, jejeje, pues lo estoy haciendo desde la oficina y de memoria:

-1-. Díálogo entre un banquero y un cliente de mucho dinero, de altos vuelos que se ha quedado en el paro, y no tiene un duro, no se puede decir que está en el paro bajo ningún concepto, pero se debe dejar entrever que así es.

Los dos personajes son íntimos amigos y hay que hacer un coloquio en el que se advierta que son amigos.

-2-. Después de hablar con el amigo, el personaje (el rico venido a menos) se encueentra con su mujer a la hora de comer y ella llega con ingentes cantidades de compras, y teenmos que ver qué le dice a la mujer ,para que pare de gastar, pero bajo ningún concepto la mujer ha de enterarse que está en el paro. Situar la conversación entre ellos.

-3-.Aquí ya no hay diálogo, si no más bien una reflexión. El marido se va a trabajar (pues la muejr no sabe qeu está en el paro) lleva su ropa de yuppy, jejeje. y se va a pensar cómo resolver la situación. No tien ni un sólo euro, no puede ni tomarse un café. Tenéis que decir dónde se dirige y qué es lo que piensa.

-4-. Hacer una valoración del guión de la pelícual que nos dio, es decir, encontrar que recursos utiliza el guionista para captar la atención del espectador, si alguno la quiere que me llame por teléfono y se la paso, 690 639 581

-5-. Opcional: hacr una crítica, máximo 20 líneas de la película

-6- El que vaya el sábado que deje un post indicando los deberes para el próximo día

Un beso para todos

Nos vemos

Por cierto yo a la una iré si puedo

ARRIBA Y ABAJO (3) "AQUI EMPIEZAN LOS DEBERES PARA EL SABADO"

Manuel había empezado a odiar el sonido del teléfono, cada vez que lo descolgaba una nueva mala noticia le llegaba.

La melodía chicharrera volvía a la carga. Manuel cogió el móvil con la idea de lanzarlo lo más lejos posible, y si se hacía trizas, mejor que mejor. Pero un último impulso hizo que leyera el nombre en la pantallita alargada: Diego.

¡Hombre Diego! Menos mal que eres tú, por que últimamente tengo ya miedo de coger el puñetero móvil.

Hola Manuel. Pues lo que te voy a decir no es precisamente muy halagüeño que digamos.

No me jodas Diego. Sabes que sólo te tengo a ti. No puedo ni siquiera hablar de éste tema con Laura

Manuel tienes que hacer algo por remediar esta situación. Yo ya no puedo salvarte más el culo. Me juego el puesto, y yo tengo un hijo.

Por favor, dime que puedes hacer algo, que hay alguna solución.

Si hablases con Laura, todo sería mucho más fácil. Ella podría echarte una mano, además ella conoce bastante gente, y podría serte útil.

¡No! Diego, ¡Eso no! Por nada del mundo debe enterarse Laura de esta eventualidad.

Pero hombre, esto ha llegado a límites alarmantes, ya no puedo desviar más dinero a tu cuenta, lo único que puedo hacer es poner el dinero de mi propio bolsillo, y…

Diego, por favor, te lo pido de rodillas, ayúdame. Sabes que Laura no está bien desde lo del aborto, y esto no sé como lo encajaría.

Manuel si quieres le puedo decir a Elora que hable con ella. Las mujeres para esto suelen tener más tacto.

¿No me digas que se lo has dicho ya a Elora?

No, pero lo estaba pensando como alternativa.

Mira, dame tiempo, un par de meses a lo sumo, y si no hay remedio, yo se lo digo. Hazlo por mí. Ten confianza. Esto no puede durar mucho más.

Manuel oía la respiración de su amigo al otro lado del teléfono, y por el sonido que emitía, Diego estaba valorando el tema, muy seriamente, de hecho, Manuel cada vez estaba más seguro de una negativa, y no podía reprochárselo.

Manuel, no me lo hagas más difícil, eres mi amigo desde que empezamos la universidad, y sabes que no sé negarte nada, pero en este caso…

No sigas Diego, eso es un no, ¿no es verdad?... Pues tranquilo ya veré como me apaño, no quiero que te sientas mal por mi culpa. Es mi problema, mi puto problema.

Manuel estaba colapsado, el rostro casi amoratado, de rabia e impotencia. Prefería cualquier cosa a tener que decirle a Laura la verdad.

Manuel, tienes 5 meses de retrasos en tus pagos, yo no dispongo de tanto dinero y lo sabes, hasta ahora he tapado el agujero como mejor he podido, pero ya no puedo, es imposible. Piénsalo. Lo único que se me ocurre es pedir un préstamo a mi nombre, pagar las deudas y como mucho mucho tendrías para tirar un mes más.

Gracias, Diego, gracias. Eres un amigo. No sé como podré agradecerte todo lo que estas haciendo por mí.

Una cosa, sólo una, pero muy importante. Debes convencer a Laura para que deje de gastar a ese ritmo tan endiablado.

Pero…

Manuel… ¿sabes cuánto se ha gastado con la visa hoy, sólo hoy?, pues te lo leo literalmente: 3465€, eso no hay bolsillo que lo resista, y mucho menos el tuyo.

¡Dios! Hablaré con ella hoy mismo. No sé como lo voy a hacer… ¡Dios mío, ayúdame

Sí, Manuel. Vas a necesitar sagacidad divina, para hacerle entender las cosas sin decirle  la verdad.

 

ARRIBA Y ABAJO (2)

Todo iba a pedir de boca, Manuel desarrollaba su labor en la empresa como si llevase toda la vida en ello. De hecho cobró gran importancia y renombre en el colegio de Arquitectos de Barcelona, también en el de Madrid, y por ende toda la península.

Gervasio su padre estaba híper orgulloso de su hijo y a todo el mundo le contaba mil y una anécdotas sobre Manuel.

Durante más de dos años Manuel trabajó en la empresa de su padre, pero pronto quiso alzar vuelos en solitario. Se puso en contacto con el Jefe de Personal de Arriba y Abajo, para que le facilitase el traslado a Barcelona, donde él se encontraba como pez en el agua.

No le costó mucho convencerlo, de hecho, en la ciudad condal se estaba preparando por enésima vez la reconstrucción de la Sagrada Familia, y empezaba el boom inmobiliario por los alrededores, sobre todo por la zona costera.

Así que volvió otra vez a tierras catalanas. Allí se reencontró con su gran amigo de la universidad: Diego.

Diego fue su amigo del alma, el que le aguantó las grandes borracheras, el que le soplaba los exámenes, el que le prestaba dinero cuando se quedaba colgado, el que le prestaba el piso para llevar a sus novias de una sola noche , como mucho una semana.

También fue el que le presentó a la que sería su mujer: Laura. Una chica guapísima, de origen económico familiar comparable al de Manuel.

Laura se fue a vivir con Manuel ocho meses después de conocerse, y no habían pasado ni un año juntos que ya se habían casado.

Además del trabajo en la empresa, tenía aparte gracias a los contactos que Diego le facilitó, ingresos extras de empresas constructoras que le pagaban en negro.

Manuel y Laura, llevaban un tren de vida endiablado, y por más que gastaran, nunca se les acababa el dinero.

Diego era director del Banco Sabadell, y convenció a Manuel de que se abriese allí su cuenta, ya que él la vigilaría como oro en paño. Y si había algún tipo de problema que mejor que él para ayudarle a capear el temporal y de paso encubrirle ciertos movimientos de dinero no muy legales.

Laura y Manuel fueron los padrinos de boda de Diego, y Diego y su mujer Elora, fueron los suyos. Los fines de semana siempre quedaban a comer o a cenar.

Entre los clientes del uno y del otro, ambos se rodearon de un círculo muy selecto. Llegaron a ser presidente y vicepresidente del club de golf de Barcelona. Además ambos eran adoradores de la vela, y también se metieron en el mundo de la navegación, y se unieron al ambiente más selecto del club de regatas de la ciudad condal.

Diego y Elora tuvieron dos niños, mientras que Laura sufrió una aborto extrauterino, que le daño parte de las trompas quedando imposibilitada para la maternidad, pero como eran jóvenes tampoco les dio mucha pena.

Laura, que trabajaba de auxiliar en una clínica privada dejó su trabajo, por que Manuel tenía suficientes y más que sobrados ingresos para mantener todos sus gastos y vicios.

Después del aborto, Laura aprendió a desahogar su frustrada maternidad mediante la compra impulsiva y alocada de toda clase de objetos y ropas que luego nunca usaba o terminaba por regalar.

Manuel no se preocupaba en exceso por esta conducta pues no le suponía ningún quebradero de cabeza adicional, su trabajo era autosuficiente para todas estas compras indiscriminadas

Pasados unos años, aproximadamente allá en el año 2005 decidieron comprarse un chalet en la zona de Roses, una segunda vivienda que les valía la friolera de 800.000 euros.

 

ARRIBA Y ABAJO

ARRIBA Y ABAJO

ARRIBA Y ABAJO

—Hijo, date prisa o vas a llegar tarde a tu graduación —me reprochaba mi madre al otro lado de la puerta de mi habitación.

—Mamá, por Dios, déjame tranquilo, me sobra mucho tiempo.

—Manuel, lo siento… Es que… Estoy muy nerviosa ¡Jolines! No todos los días se te gradúa un hijo en Arquitectura. Y además, con tus notas que…

—Que ya lo sé mamá. ¿Cuántas veces me vas a repetir la misma perorata? Estoy por no ir.

—Eso ni en broma Manuel. Tu padre y yo hemos luchado mucho en esta vida para darte esta carrera.

—Mamá, no te pongas así… Anda, que era una broma tontuela.

Manuel siempre tuvo muy presente, a lo largo de su carrera, su procedencia. Una clase social media, que sin llegar a ser alta, se encontraba en una situación económica financiera aceptable. Pero aún así, era plenamente consciente de que el hecho de estudiar fuera, los gastos de material y libros eran excesivos para su familia, compuesta por cinco miembros: sus padres, una hermana mayor y un hermano pequeño.

El padre de Manuel, trabajaba de Delineante en una gran empresa dedicada a hacer estructuras de diseño para los Ayuntamientos de España. Concurso Público que salía, concurso en que estaban presentes con varios proyectos avalados por las empresas de construcción que formaban el Grupo Empresarial “Arriba y Abajo”.

Su sueño era llegar a Aparejador, pero claro, D. Gervasio, no tenía estudios de ninguna índole, y como su mujer, Amalia, no trabajaba, en sus tiempos jóvenes tuvo que desarrollar varios oficios simultáneamente.

D. Gervasio, ya había hablado con sus jefes para intentar meter a Manuel como Arquitecto, y la verdad fue que el proyecto que presentó en la oficina días antes de su puesta de largo en la Universidad de Pompeu i Fabra, hacía gala de su buen talante, su buen hacer y su impecable minuciosidad al realizarlo.

D. Martín que era el Delegado de Personal de la empresa, le dijo a Gervasio que su hijo podría entrar en su empresa cuando quisiese, que siempre tendría las puertas abiertas. Y el hombre no cabía en sí de gozo cuando fue con la noticia a casa.

A Manuel le hubiese gustado más irse lejos y ganarse la vida fuera de casa, pero se sentía en deuda con ellos y aceptó, no exento de alegría el trabajo en la misma empresa que la de su padre.

Ese día era especial, era como una boda, pero sin novia, toda la familia estaba allí para celebrar el primer triunfo de un Ruiz Morales en Arquitectura con mayúsculas.

Cuando acabó todo el festín y la parafernalia del ritual en sí, la familia Ruiz Morales se fue a su casa.

Manuel se desabrochó la corbata, que durante todo el día le había oprimido la garganta, tanto que se le quedó completamente seca al hacer el discurso delante de todos sus compañeros.

Aunque su voz sonó levemente enronquecida, salió airoso de la su intervención pública.

En dos semanas tendría que empezar a trabajar en serio. Pero hasta entonces decidió darse unas pequeñas vacaciones en la playa.

Continuará…

NO TE OLVIDÉ

NO TE OLVIDÉ

—¡Paulino! ¡Paulino! —gritaba desesperada.

Sólo lo veía a ráfagas entre la multitud agolpada. Mientras luchaba por hacerse un hueco y llegar hasta él, Paulino desaparecía y reaparecía como si de un pelele se tratase. Lo vio sangrando por la ceja, chorrear sangre de la boca. Los pocos metros que les separaban se le hicieron interminables a Marina.

Marina era una mujer menuda, con el pelo corto, bastante delgada, que practicaba mucho deporte. Ella no trabajaba y por las mañanas, nada más levantarse se iba a correr unos kilómetros, al volver a casa se quedaba en la piscina climatizada y aprovechaba el agua para hacer los estiramientos. Después se dedicaba a las labores propias del hogar y por las tardes practicaba “spinning”.

A pesar de sus cualidades de atleta adquiridas durante años, se veía imposibilitada para llegar hasta Paulino. Llevaba bastante tiempo sin verlo aparecer. La gente jaleaba a los combatientes con ardor, y cuanto más cerca de la acción estaba más difícil le resultaba abrirse paso.

Cuando llegó a la primera fila y pudo ver por fin a Paulino…

Fue una fracción de segundo, él yacía en el suelo, mientras otros cuatro, le propinaban toda clase de patadas y golpes. Paulino estaba inconsciente.

—Aún no sé como sucedió todo —respondía al fiscal de la acusación sentada en el banquillo—. Sólo recuerdo a Paulino tendido en el suelo, mucha sangre, y botas y puños americanos. No se bien lo que paso.

—¿Quiere decir Ud. que no recuerda nada de lo que les ocurrió a los cuatro agresores de su novio?

—Paulino no es mi novio. Nunca lo fue. Pero…

—Prosiga Srta. Pero… ¿Qué?

—Nada. No tengo nada que añadir.

—¿Desde cuando se conocían Ud. y el Sr. Paulino?

—Pues ahora hará…

—No me refiero a ahora, si no al momento en que se produjo el hecho que estamos intentando juzgar.

—No lo sé, con exactitud, pero alrededor de unos 4 años.

—¿Qué tipo de relación mantenían en ese tiempo?

—¿Quiénes…, Paulino y yo?

—Si Srta. a eso me refería.

—Protesto —saltó de inmediato el abogado defensor de Marina—. El fiscal está preguntando cosas que no son relevantes para el caso que nos ocupa.

—Se admite la protesta —sentenció el Juez de la Sala de lo Penal Nº 5—. Haga el favor de atenerse a los hechos Sr. Fiscal.

—Está bien —El fiscal hizo un mohín de fastidio, se ajustó la corbata al cuello y prosiguió—. No es verdad Srta. que usted se bastó sola para acabar definitivamente con los cuatro agresores de Paulino.

—No lo recuerdo.

—Hemos oído varios testigos en esta Sala a lo largo de 14 días que atestiguan, bajo juramento que así fue.

—Pues si ellos lo dicen será verdad. Pero la verdad es que con lo menuda que soy no me imagino que yo pudiese con 4 hombretones que me sacaban mucha altura y corpulencia.

—¿Cómo es posible Srta. que Ud. se acuerde del aspecto físico de los agresores y no recuerde que pasó con ellos y cómo acabó toda la pelea?

—Pues no lo sé —respondió marina tranquila y fríamente, como si no fuese con ella.

—No hay más preguntas —aclaró el Fiscal, y se retiró a su asiento.

Después de varias hora de interrogatorio, y de las intervenciones finales tanto del Fiscal como del Abogado defensor de Marina. El caso estaba visto para sentencia.

En los próximos días el Juez dictaría Auto de Sentencia.

Marina fue esposada nuevamente y llevada a la cárcel de mujeres de Alcalá Meco en régimen de prisión preventiva


RECUERDOS ENCADENADOS

RECUERDOS ENCADENADOS

RECUERDOS ENCADENADOS

A veces recuerdo la mar en calma, el murmullo de las olas, el olor a salitre, y veo tus ojos en el cielo dibujados.

Tus ojos, esa mirada limpia y verde azulada, como si en ella cupiesen todos los océanos del planeta.

Océanos cubiertos de plata, de amor y tesón, de vida y orgullo, de sangre y sal, que recorren mis venas cuando en ti vengo a pensar.

Tu mano en la mía, tu alma al ras de mi vida, tus alas invisibles que todo lo rodean, Tu calor en mi mejilla, tu sudor en mi frente, tus pensamientos en mi cabeza, y ahora, ahora ya no puedo tenerte.

Te tuve en mis noches, en mis mañanas, en las flores, en la primavera, en el estío y en el frío invierno. Ahora todo se vuelve otoño, tiempo de recuerdos, de hojas caídas, de grises nubes, de lluvia en el viento.

Viento que me trae el sonido de tu risa, el aliento de tu boca, el murmullo del mar, de nuestro mar, del que nos vio amar, soñar, volar, y olvidar

¿Olvidar? No puedo hacerlo, no contigo, que te llevo dentro, llevo tu cariño, metido en el monedero, y cuando me siento triste lo cambio en sentimientos para que no se me acabe y siempre tenga algo de el suelto.

Solté las amarras, sin pensar que si algún día podía volver ya no estarías varado en la playa, no caí en las mareas, ni en los vientos, ni en las olas que se te llevaron a otro puerto.

Puertos de tierra y rocas, de acantilados y malecones, de hormigón y gaviotas que saludan al viajero.

Viajé tierra adentro y me dejé olvidado lo único que tengo, a mi amigo, a ese que tanto quiero, lo dejé repleto de dolor y llanto.

Lágrimas que derramaste en la despedida, cuando me dijiste. ¿Por qué te vas vida mía? Y yo no supe que contestarte por que mis palabras eran mudas, y tus lágrimas cantos.

Canciones de soledad, canciones de amistad, canciones que intercambiamos en el silencio.

Silencio mudo, y emoción en la piel y en el corazón abierto, se nos abrió un sima como un tajo de puñal acerado.

Acero se hizo el mundo, blandiendo espadas de sortilegios, quedamos separados, ya no había remedio.

Remediamos nuestras penas con cartas y teléfono. El frío se nos quedó dentro. Sabíamos que estábamos condenados para siempre al recuerdo.

Recuerdo el mar, tus ojos, tus manos, recuerdo que eras mi amigo y sé por que lo noto que te llevo dentro.


Me llamas,

Me buscas,

Me despiertas

Y yo abro los ojos

.

Te veo desaparecer

Cubierto de bruma

Y creo sentir,

De tus labios el aroma.

.

Te amo,

Con locura,

Con toda la pasión

Que cabe en la  huida.

.

Un beso frío

Viene con la aurora

Y se deposita

En esta mejilla rota.

.

No te escapes

Vuelve

Te espero

No quiero perderte.

.

Ven, aquí, junto a mi vera

Envuélveme en tus brazos

Y déjame ver tu sonrisa.

.

Sólo tú eres mi yo

Piensa en mí

Cuando se ponga el sol

Y sosiega mi alma en tus labios.

.

¿Por qué me llamas?

Si después no me esperas

Cansada ando, corro y vuelo

Y tú, tú, mi vida te llevas

 

¿Dónde estás?

¿Dónde estás?

 

¿Dónde estás? Te pregunto

Y tú sigues muerto

A veces pienso que te ríes de mí

Y otras que me tienes miedo

.

¿Dónde estás?

La duda me está matando

No te veo, no te siento.

Y la muerte me enseña su negro manto

.

¿Dónde estás?

Necesito la respuesta,

Necesito que me ayudes a vivir

¿Por qué no contestas?

.

No sé dónde estás

Ni si estás o eres nada

Sólo sé que te extraño

Que mi mundo se hace

Infinitamente raro.

.

Sin ti, ¿tú crees que soy?

No, sin ti me come el anonimato

Y quiero en tu piel posar mi mano

Resbalar con tu saliva y morder tu encanto.

.

Responde: ¿Dónde estás?

Mira mi aliento en el llano

El mar se encabrita

Me está pidiendo la mano

.

Dime dónde estás

O al amanecer seré desposada

Por el amargo licor

Del desamor y el desencanto

Y es que yo como loca te amo.

SÓLO ME FALTABAS TÚ

SOLO ME FALTABAS TU

 

Me he levantado con una sensación extraña. De hecho me he pegado toda la noche sueña que te sueña, y al sonar el despertador me ha parecido por un momento que me lo había imaginado.

La claridad del amanecer entraba por las rendijas de la persiana. Tenía que levantarme deprisa por que me esperaba un día duro de cojones, pero lo único que se me  pasaba por la cabeza era volver a cerrar los ojos y seguir durmiendo. La pereza se apoderaba de mi voluntad y me estimulaba tan sólo a hacerme un gurruño y permanecer en la cama en posición fetal.

Ringggggg, ringgggggg, ringgggggggggg

Otra vez el puto despertador, he deseado que explotara y se hiciera mil añicos para poder olvidarme de el de una puñetera vez, como si dejando de sonar se esfumara la obligación de tener que levantarme, pero no, si me dormía otra vez, mi jefe me mandaría al carajo sin pensárselo ni mucho ni poco.

En este mes ya he llegado tres días tarde, y además es que ya no hubiera sabido que excusa ponerle, el primer día coló por que había caído una nevada de las que hacen historia y la verdad que casi todo el personal llegó tarde, y algunos directamente ya ni llegaron. El siguiente le dije que se me había parado el coche y que el transporte público a horas punta es un desastre, el tercero, de eso hace dos días nada más, más valdría no recordar el pretexto que se me ocurrió: nada más y nada menos que le solté que se me había reventado la tubería del desagüe de la lavadora y que se armo un zipi zape  increíble con los vecinos del tercero, que les caía el agua a chorros, bueno una barbaridad detrás de otra, no me creyó.

Pero como iba a creerme si llevaba los ojos hinchados y pegados del sueño, y las lagañas estaban de verbena a su aire, por ahí enganchadas como pulgas a perro sarnoso.

Bueno, he saltado de la cama como un resorte, y me he prometido a mí misma que hoy todo iba a salir bien. Antes de acostarme me hice un planning completo del día, y puse el despertador treinta minutos antes de lo habitual. He abierto los ojos a duras penas que me ha costado lo mío, por que ni el Superglue 3 es más efectivo que mis pegajosidades oculares.

Lo primero que tenía pendiente era una ducha bien calentita. Con que yo toda chula, he encendido el calentador, y mientras se calentaba el agua, me he ido a la habitación para prepararme la ropa. Por la mañana tenía que estar impecable, tenía una reunión con unos clientes de Irlanda y en la operación me jugaba ni más ni menos que seis millones de euros, que ahí es nada.

Todo iba de maravilla, hasta que me tocaba aclararme el pelo, han cortado el agua, de repente y sin previo aviso, pero… ¡qué hijos de puta los del ayuntamiento! A mí de siempre me ha gustado tener un par de botellas de agua de Font Vella, por eso de que dicen en la tele que el agua te cuida y no sé que más tonterías, pero esta mañana, ¡jodete!... Esta mañana toda tranquila yo he ido a buscar mis botellas cuando de pronto he caído en la cuenta de que ayer por la noche tuve la feliz idea de regar mis plantas de marihuana con agua mineral a ver si recuperaban su verdor y esplendor, por que la verdad es que las tengo un poco chuchurrias.

La primera en la frente como dice mi amiga Josefa, pues eso, ni gota de agua en casa, y a las seis y media de la mañana no hay bar abierto que me venda unas botellas de agua, y la única tienda en que están las 24 horas de servicio está de vacaciones por que en invierno dicen tienen menos faena, ¡pos me cago yo en el invierno, en el agua y en las vacaciones!

Total, que me he peinado como dios me ha dado a entender, el pelo que se ha quedado emplastao  y almidoanao, y encima mojado, por que ya no me he atrevido a secármelo con el secador. Yo pensaba si me lo seco esto va a parecer el sicadur que ponen los escvaladores en las rocas para fabricar presas artificiales, así que con dos ovarios bien puestos me he vestido y me he arreglado.

Otra cosa igual, he roto, no descosido, no, he roto literalmente dos pares de pantalones. De todo esto, los culpables has sido los polvorones y los jodios bombones, por que la Navidad es la Navidad, y es sagrado ponerse hasta el culo de beber y comer, y yo no iba a ser menos. Total sólo me he engordado 6 kilos en estas dos semanas, no es que sea mucho, pero si he de tener en cuenta que tengo por costumbre comprarme la ropa un talla más pequeña para resaltar mi estupendo figurín, pues eso, que los he petao como un bolsa de patatas llena de aire.

Se ha convertido en poco menos que una odisea el poder vestirme, nada de lo que tenía en el armario me iba. Bueno sí, tenía los pantalones del día anterior  y tres más que estaban en la lavadora, por que otra cosa no, pero siempre hay que estar bien provista de ropa.

Total, que me he tenido que poner una falda de verano, de esas de volantes hasta los tobillos, y debajo unas medias de abuela, recias más que la sotana un cura.

Con las tonterías no he podido desayunar, y claro, la ley de Murphy es inapelable, el coche no arrancaba. Cuando he llegado al coche y he intentado arrancarlo, y que no había tu tía que lo hiciese, ya me he empezado a preocupar. Hoy ya no estaba siendo tan perfecto como debía, pero aún así, aún tenía un pequeño margen de tiempo para llegar a la oficina.

He cogido un taxi en la avenida principal, el hombre me miraba un poco raro, pero claro, una mujer con faldas de verano en pleno invierno, no es muy normal, aunque he pensado en todo: me he colocado un chaquetita muy mona de hilo, por que el abrigo pues como que no pegaba mucho, pero no le he dado mayor importancia.

A las ocho y veintisiete minutos entraba por el hall de la oficina, más contenta que unas pascuas. A pesar de todos los pesares había llegado puntual.

“Mi jefe seguro que me hará un homenaje, hoy, no se lo va a poder creer”

Sin más preámbulos he entrado en la oficina del gran jefe, mostrando mi mejor sonrisa, estilo anuncio de blanqueador de dentaduras perfectas, y es que eso sí que lo tengo, mis dientes son de ensueño.

¡Buenos días D. Manuel! Ya estoy aquí, en un momento le traigo el memorándum del

Negocio.

¿Señorita Adela?

¿Sí? ¿Qué se le ofrece D. Manuel?

¿De donde viene?

De mi casa D. Manuel.

¿De su casa… con esas pintas?

¿Qué pintas D. Manuel? ¡Ah! Si lo dice por la falda, es que esta mañana he tenido un pequeño problema de vestuario. Pero voy toda conjuntada.

Ya, ya lo veo Srta. Adela. Lleva usted un atuendo muy especial para la ocasión

Gracias D. Manuel es Ud. muy atento. No esperaba menos de un caballero como Ud.

Déjese de payasadas… ¿Pero ha visto Ud. cómo va? Váyase inmediatamente de mi oficina y no se le ocurra aparecer por aquí nunca más.

Pero… D. … Manuel … yo

Pásese por la oficina de personal y recoja su finiquito y que le arreglen todo lo que se le debe. No escatimaré en gastos con tal de quitármela de encima… Habrase visto semejante pinta en mi oficina. A ver si se entera que esto es una empresa formal y los pordioseros se quedan en la calle.

Pero si no voy tan mal, sólo que no tengo pantalones y…

Y supongo que tampoco tendrá usted jerseys, ni zapatos.

Esas palabras me han hecho reaccionar ¡Coño! ¡He ido a la oficina con el suéter del pijama y las zapatillas de estar por casa!

Me he quedado blanca, allí, como una mema, mirando al tontolaba de mi jefe, con cara de asco, y sólo se me ha ocurrido echarme a correr y encerrarme en los wáteres del público. He estado dentro, pues sin exagerar, como unas cuatro horas. No me atrevía a salir y que me vieran en esas condiciones. El pelo se me había quedado totalmente pegado a la cara y más tieso que las tiras de la fregona Vileda recién comprada, llevaba mis queridísimas zapatillas de Micky Mousse, con sus enormes orejitas negras, tan bonitas, y mi pijama de ositos, muy calentito, muy cómodo.

Desesperada  estaba hasta que ha llegado la señora de la limpieza y le he pedido por favor que me dejara su uniforme para poder salir, la pobre no sabía si darse la vuelta y partirse el culo o arrimarme el hombro para que siguiese llorando. Pero se ha portado muy bien, me ha dado su bata y un pañuelo que me ha atado a la cabeza para tapar el pelo. He cogido mi bolso y lo primero que he hecho es entrar en una tienda de ropa y me he comprado un conjunto de chaqueta- pantalón y una camisa preciosa, y justo enfrente me he ido a la zapatería y me he comprado unos zapatos negros con tacón de aguja absolutamente lindos.

Con las mismas me he ido a la oficina para cobrar mis cosas y me he venido para casa.

He llamado a Armando, mi novio, para contarle mis penas, y no me ha cogido el móvil en toda la tarde. Cerca de las ocho de la noche me ha enviado un sms, dónde me decía que daba por finalizada nuestra relación, que se quedaba en Madrid y que allí había encontrado otra mujer que le gustaba más que yo en la cama.

“¡Maldito hijo de puta, cabrón, pues folla hasta reventar, y ojala pilles una infección venérea y se te caiga a trozos!” Esto sólo lo he pensado, pero en ver de mandárselo, me he dedicado a llorar y a desear mi muerte más que nada en este mundo.

Allá a las once de la noche han llamado al timbre de la puerta.

Buenas noches. ¿Es Ud. la Srta. Adela?

Sí, soy yo. ¿Quién es Ud.?

Pues bueno soy el encargado de hacer posible su más anhelado deseo

¿Qué? ¿Está Ud. de guasa? Mire que no tengo el día para ostias, ¡eh!

No, para nada. Me envía la dama de la guadaña, a cumplir sus deseos

¿La Dama de la Guadaña? ¿ Y quién cojones es esa? Mire que me acaban de echar al paro y no tengo humor para nada. Lo único que quiero es morirme.

Pues eso mujer. Yo por así decirlo soy un ángel negro

¿Un qué?

Joder, pues como un mercenario, pero que trabajo para la Muerte.

Anda y vete a tomar por culo y de paso te ríes de tu madre.

Mire Srta. No me lo haga Ud. tan difícil, lo único que tiene que hacer es dejarse matar, y ya está. Todos contentos.

¿Qué… qué? ¿Qué vienes a matarme? Tú lo flipas tío.

Mire Srta. No me haga hablar mal que luego pasa lo que pasa. Hoy es mi día de fiesta, y yo estaba ahí en mi sillón tranquilamente viendo la serie de Mc Giver, que no hay Dios que se lo lleve por delante, y yo estoy preparándome para un master y subir de categoría par en vez de ser un mercenario a secas ser un asesino de renombre, y si consigo encontrar la manera de cargarme a McGiver, lo demás está chupao

Pero… ¿Qué mierdas me estás contando? Tú estás tarao perdio de la cabeza, y te vas inmediatamente de mi casa.

Mire que he perdido mi día de fiesta, que la Muerte está que trina por que no adube a todos los encargos que tiene, y si me voy sin matarla a Ud. hoy voy a tener problemas serios, y yo lo he hecho como favor personal a tan ilustre dama cómo lo es la Sra. Muerte, que por cierto está de Muerte, valga la redundancia.

Déjeme en paz y váyase, o llamo a la policía. Y por su dama la Sra, Muerte no se preocupe Ud. Le dice de parte mía que si tiene algún problema que venga a mi casa que yo ya le explicaré…

Bueno, si es así, me voy. Ya hablará Ud. con ella y arreglarán lo que sea. Buenas noches yo voy a ver si sigo con mis investigaciones. Cuídese.

Se ha marchado por fin. ¡Qué tío más raro!

No han pasado ni diez minutos que vuelven a llamar a la puerta. He mirado por la mirilla a ver si era otra vez el soplagaitas ese, pero no, había un mujer toda vestida de negro con un palo o guadaña en la mano.

¿Quién es? preguntó al otro lado de la puerta.

Hola. Buenas noches. Soy D.ª  Muerte.

¡Alá! ¿Pero que hoy no es el día de Halloween, verdad? ¿Qué pasa hoy que todos vienen con la muerte a cuestas?

Mira niña, acabo de hablar con Nosferatum, mi fiel vasallo, y me ha dicho que no te has dejado matar.

Pues claro que no. ¿Pero qué tontería es esa?

Mira, te lo voy a decir muy clarito, hoy me has pedido como tropecientas mil veces que viniese en tu busca, pero hija, no has podido elegir peor día, tengo dos esbirros de baja, cuatro en huelga por que el afilador de guadañas ha fallecido recientemente y aún no he conseguido sustituto, con lo cual me quedan tres que están hasta las orejas de faena y Nosferatum que lo acabas de ver. Así que venga, ya me estás dando el alma, que ya ves que tengo prisa y no puedo estar aquí toda la noche.

Pero… ¿Esto es una broma, no? pregunté ya más acojoná que otra cosa.

Pero ¿qué bromas ni que gaitas? Después de hacerme pedir un favor personal a Nosferatum, que me va a costar casi el puesto, me dices ¿qué no quieres morirte? Mira, te juro por mis muertos que si no te dejas matar ahora mismo tu no te mueres en tu vida. Eso tenlo clarito me dijo besándose el pulgar con el índice cruzao.

Pues mira tú, muerte de mierda ¿sabes lo que te digo? ¡Qué hoy sólo me faltabas tú!

Vete a la puta mierda, y no vuelvas nunca. No quiero volver a verte en la vida.

POEMA DESESPERADO

Presa de un cargador me hallo,

enferma, de letras que no salen,

angustiada, sin mi portátil estoy

y revientan textos en mi cabeza.

.

Paso las noches soñando mil historias

que resuenan durante el día en la memoria,

y lastiman mis dedos contra la mesa

los impulsos de escribir y soñar despierta.

.

Leo y releo libros, de mi biblioteca,

pero las ansias de crear no me dejan

disfrutar de sus aventuras truculentas,

y miro mi libro, nuestro libro, el libro de arena.

.

Echo de menos hacer login, y plasmar,

alguna cosa, la que sea, la que se presta,

pero sólo puedo esperar un día más,

y otro, y el puto cargador no llega.

.

Estoy aislada de mi planeta, ese,

ese que se llena de sueños, de rarezas,

ese llamado blog, el blog de la marinera

que se olvida entre penumbras secas.

.

Nunca pensé que escribir me llevaría tan lejos

y que el simple acto de hacerlo os tenga cerca.

Soy una alma libre que bosqueja luces blancas

y también negras, y llenan de color la espera.

.

No tengo miedo, a la página desierta, no,

lo que temo es no tenerla, para llenarla

de palabras y rompecabezas. Páginas nuestras,

que nos unen, y otras veces nos pelean.

.

Sequía no tengo, lo que no tengo es tierra,

mis semillas en agua la añoran y la esperan.

Quizá mañana, quizá la otra, llegará ella,

esa tierra estéril que gime por frutos o retoños

de una inesperada nevada que aleja la primavera.