Amor eterno
Venía de muy lejos, pero su tono no había perdido la fuerza del momento en que lo gritó. Había atravesado océanos, superado cumbres y vencido la sordina de la arena del desierto.
Desde allí gritó "Te quiero" y esa voz dio la vuelta al mundo hasta encontrar su destino. Ahí, en esa pared delante de la que cada mañana, cuando el cierzo se despereza, pasa él. Hoy se para y como cada 5 de noviembre le manda un beso. El te quiero y el beso que se intercambiaron en el asfalto cuando ya nada se pudo hacer.
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