Blogia
Trastos & Letras

TORMENTA

 

El día que los truenos se desaten será el momento. Recuerdo esa frase enigmática de mi abuela, que por cierto no era nada bruja. Yo la conocí abuela toda mi vida, recogida, vestida de negro, con una mirada dulce y profunda, no creo que le faltara ningún surco por definir en la frente y con unas manos siempre cálidas y extremadamente tersas con relación al resto de sus facciones. Esas manos tenían algo terapéutico. Te cogían las tuyas y una corriente de bienestar fluía, pero ella no era nada bruja.

El día que los truenos se desaten será el momento. Se lo debí oir centenares de veces. Yo suponía que algo tan cierto debería ponerla sobre aviso, pero nada, seguía su vida día a día con idéntica rutina.

Así llegó el día, el largamente presagiado. Una tormenta infernal se desató en la comarca. Y empezó a llover y llover hasta un número elevado a n. Viendo el panorama abandonamos el hormiguero en orden y sin bajas. Excepto la abuela que ahí se quedó enfrentando el temporal quitándose incluso los escudos metálicos del pecho. Para ella no valía reconvertirse o intentar huir, era el momento previsto. Nunca más supimos de la abuela, aunque de tanto en tanto encontramos la caja de cerezas abierta. Sabiendo lo que le gustaban, estoy empezando a pensar si realmente no era un poco bruja.

0 comentarios