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Trastos & Letras

nadie entra aquí

 

La pequeña ventana en lo alto le resultaba imperceptible en aquellas horas negruzcas. La luna en su fase oculta escondía su brillo y en complicidad con las tinieblas de sus pensamientos cubría sombríamente el aire de nada. Se había hecho la nada.

Su pequeño agujero negro estaba cargado de razones, de palabras y de rabia. Por ahí debía empezar. Los sentimientos fuertes hacen avanzar si son digeridos con presteza, se indigestan si se intentan rumiar. Le dolía todo, el estómago, la cabeza, el alma.

El gran vacío de la estancia le pareció un simbolismo, el espejo de sí misma, una gran mancha oscura donde había desembocado su torrente generoso. Se tumbó y dejó la mirada perdida, en suspenso.

No había ningún reloj, ni más ruido que su corazón batiendo enérgico. Debió ser cosa de su imaginación porque vio girar una manecillas a toda velocidad al son del timbal de un tic-tac enloquecido. Se incorporó hasta sentarse y de sus ojos salieron haces de luz, potentes focos que daban color a la noche. Sus oídos se abrieron de golpe y empezó a percibir hasta el más leve de los cumplidos. Su boca empezó a articular palabras que brotaban con el desparpajo de quien tiene del don de la elocuencia. Todo se decoró de luz y de imágenes. Todo menos una esquina del universo donde en una cajita descolorida pendían las lágrimas que perdió en el tormento, ya lejanas, olvidadas y tal vez huérfanas para siempre.

Volvía a estar sola. Sola, pero acompañada de su bulliciosa soledad.

3 comentarios

nacho -

No se ha perdido, es que tarda en colocarse.
Gracias, guapa
Bss

marinera -

Se ha perdido con lo chulo que me había quedado
jjooooooooo

marinera -

Lágrimas olvidadas, dispuestas una encima de otra en aquella pequeña cajita, que le sirvió para adormecer sus sentidos, para despejar su rostro de dolor, una cajita de cristal opaco, de llanto y soledad, de rabia y olor.
Olor, ese ya leve aroma a amor destrozado a abandono, a tristeza, que ya no volverá.
La soledad se hizo a la mar e inundó la estancia de bellos recuerdos soñados en los amaneceres de la imperturbable inmensidad.
El infinito abrió sus puertas, inundo de luz la esperanza y dejó atrás la cajita donde guardó todas y cada una de las heridas de su corazón.
Un beso nacho, me gustó.
Nos vemos
Una cosa, por nada del mundo me leo yo a Ulises. jejejejej
Pásalo bien y disfruta amigo.
Chao