escribir sin fronteras
Son las diez de la mañana y podría ser cualquier hora porque estoy encerrado en esta pequeña estancia que tengo por prisión. Puede sonar terrible, pero no me debo quejar y no me quejo. Hay tantos ejemplos ante los que salgo ganando.... Mi victoria es la palabra. Solamente la escrita, pero que ocupa todo mi tiempo, mi pensamiento y me abre a la luz más allá de este encierro. Es el aire que respiro.
Me siento como el agua, vida en estado fluido. No puedo estancarme, inmovilizarme o acabaré como el agua corrompida, muerta. Mis palabras son arroyos de ideas, de sentimientos que viajan por el lecho de mi cuerpo y explotan en sintagmas, alfabetos y gramáticas, que vuelan por correos a otras terminales nerviosas y hacen que mi prisión ya no sea pequeña. Soy un espejo roto que refleja en mil pedazos la cara de todas las soledades.
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marinera -