Compras en tiempo de lluvia
COMPRAS EN TIEMPO DE LLUVIA
Eres una gota en tiempo de lluvia. Te sientes el agua. Esa fina cortina en la que te sumerges ha estado contigo dando al paisaje su aspecto arcilloso, brillante y fértil.
Entras en el Centro Comercial. Ahora las gotas son personas y se congregan en el mar de galerías tejidas en red, llenas de anzuelos de colores.
Estamos en Madrid, pero este micromundo de compras podría estar en Londres, Tokio, Sidney o Moscú. No sé, dudo si hoy, en todos por igual, este hormiguero es tan activo. No es un espejismo, el ir y venir de bolsas asidas por manos es extraordinario. Por aquí éstas parecen ser unas Navidades sin crisis.
Universidad del “shopping”, las familias van en grupo. Las hijas adquieren conocimientos de las madres y de la repetida observación de estas arterias por donde circulan como la sangre con sintrón.
Rojos, negros, azules en espejos, escaparates. Se abren y cierran las puertas, son labios que susurran ven y bésame. Atrapan. Circular por las espaciosos pasillos tiene el efecto del mantra, el poder de la hipnosis. La gente entra y sale, llena las bolsas y, con aspecto más de autómata que de felicidad cumple con la voz interior que la publicidad le ha implantado. Es el carrusel de un sistema que a pesar de su quiebra no para de girar, porque han logrado que estas vueltas sean ya nuestra vida. Feliz e incomprensiblemente sin sentido.
Centro Comercial
7 Dic08
Madrid
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