LAGRIMA
Lo esperaba. Mis células se apretaban a la contra y fruncían su apecto. Se notaba la tensión. El silencio, como un nubarrón negro, oscurecía el momento. Era todo un presagio. No tardaron en aparecer los temblores y ciertos espasmos contenidos. El escenario estaba servido. Me dejé llevar. Una lágrima me surcó. Sigo siendo la mejilla más húmeda del verano. Lo esperaba.
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