Camina despacio, chupida por la lluvia que no deja de caer.
Suena música en su mundo, en el otro el ruido mojado de los coches.
Ya ha anochecido y sólo piensa en dormir.
(Siempre va mirando sus zapatos, intenta descubrir el secreto de la perspectiva que forman con sus piernas.)
Camina.
Y en un momento, la música se vuelve más blanca,
Sus pies se anclan a la tierra.
Se desploma suavemente hacia delante.
Queda tendida sobre el suelo.
La música se vuelve más dulce
Entera, comienza a fundirse lentamente con la tierra.
Bajo el silencio oscuro se hace parte del mundo que quería evitar.
Queda dormida para siempre bajo el subsuelo mojado,
Y así, puede por fin, descansar.
(Y al final, nunca descubrirá el secreto de la perspectiva en movimiento que forman los zapatos y las piernas al andar)
El sol es la batería de su paso. Tiene dos grandes ventanales frente a su mesa de trabajo donde se sienta a diario. Precisa mirar sin límite antes de despegar las hojas del cuaderno. Diez veces ordenadas y apiladas, ahora están preparadas para el inicio. Escribe:
Camina despacio, chupida por la lluvia que no deja de caer.
Su piel fotovoltaica descarga energía cargada del sol que le regala cada mañana su sonrisa más útil. Su vida. No deja de levantar la vista para recoger el panorama único con el que prendarse. El sol. Todo el sol y sólo el sol. Su cápsula se mantiene aislada en ese reverso del universo. Pero ella está programada así. Vive del sol y lo ama. Su energía la emplea en la escritura. Creo que eso no era su programación, algo ha virado en ese planeta con sol. Continúa:
Bajo el silencio oscuro se hace parte del mundo que quería evitar. Queda dormida para siempre bajo el subsuelo mojado, y así, puede por fin, descansar.
Sus propias letras toman vida con el sol y le invaden, se adentran por su piel y viajan por su sangre a todas las partes de su cuerpo. Empieza a notar humedad bajo su capa untada de sol. El efecto llega al cerebro y le obliga a levantarse, a ir hasta el baño y darse una ducha. Aprecia impasible cómo el agua disuelve sus tejidos como si fuera la cápsula de un medicamento, como si esa gelatina se uniera tiernamente al agua hasta desaparecer. Aún tuvo tiempo a pensar:
Desaparezco sin poder descubrir el secreto de la perspectiva en movimiento que forman los zapatos y las piernas al andar.
Y qué más le daba a ella si era un pequeño robot doméstico en el basurero sideral gamma escorpio.
4 comentarios
marinera -
El texto me resulta un poco irreal, pierde cadencia al pasar de una a otra, pero es un esfuerzo por tu parte adaptarte a otro estilo, y lo valoro mucho, el final, como siempre me sabe a poco.
Ya sabes que lo de mentir se me da mal, no me impacta, el describir algo me deja fría, y este texto no me ha dicho gran cosa, ni la primera parte ni la segunda, pero indudablemente está bien escrito.
Besossssssss
Lo siento
nacho -
Efectivamente son dos historias entrelazadas, más bien es una historia de Lydia a la que yo di continucaión con otra mía (por eso hay dos colores en la letra y el formato)
ana -
Nacho, he creido ver dos historias en una, muy entrelazadas y me he quedado sin saber q electrodomestico es, jejeje, pero me ha encantado y sorprendido, bsssss
virginia -