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Trastos & Letras

breve, que se acaba ya

 

Amo las cosas repentinas. Las que se organizan en un momento y te sorprenden. El estruendo de los tambores al romper la hora en Calanda, el morro del tren asomando en la curva antes de la entrada a la estación con tu cara feliz pegada a la ventanilla del primer vagón, una sombra amagando un susto al franquear sigilosa la puerta, que se convierte en dos risas. Las pequeñas cosas, las más importantes, son anécdotas sin previo aviso. Los “acontecimientos” por contra, son previsibles, como la invasión de Iraq o el descenso del Zaragoza a segunda.

 

El paisaje se llena de augurios y personajes al llegar fin de año. Me temo que la morfina que en esta fechas desprende algún planeta a su paso por nuestra atmósfera tiene algo de culpa, pero bienvenida sea. Me apunto a la adicción, al trastorno temporal colectivo, aunque espero que la poca consciencia que me quede sirva para seleccionar mis afectos.

 

No abras los ojos, tu bosque ha crecido tanto este año y está animado. Como en un teatrillo de guiñol tu cabeza es capaz de dotar de vida a tu universo sentimental y además incluirte dentro. Disfruta del elixir de fin de año, de esa morfina generosa que se espolvorea frente a personajes de ficción llenos de regalos y dibuja tu sonrisa leonardesca al cerrar estas horas. Mañana verás cuan grande es el poder de la fe o cómo seguimos tú y yo en este coloquio con la existencia. Tan ricamente.

1 comentario

marinera -

jejejjeej
tendremos que seguir batallando compañero
no tengo tiempo de escribir nada pero a ver si llego a casa y me pongo las pilas.
Un beso compañero