Letanía de una mente enferma
Si soñase con la muerte, me gustaría que fuese realidad y me quedase para siempre en ese estado de felicidad que es el duermevela, sin aspiraciones, con ensoñaciones, con murmullos reales que equivalen a estridencias soñadas. Que nadie ose romper ese tupido velo de sedas y encajes, rodeados de lana de oveja, en los que los atrapasueños son inútiles. Que nadie se interponga en el reino de los malditos para darnos su bendición. Alma que vagas, ven, acuérdate de mí, y susúrrame aquello que has visto, oído o sentido, embriágame con tus falsos cantos de sirena, cógeme de la mano o arrástrame, pero no permitas que me quede viva, donde todo se tergiversa, y nada se comprende. Haz eso por mí y prometo ser tu esclava siempre.
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