trapecista en foco
Sus pasos eran de aire, la mirada clara como la oscuridad, la piel iba escribiendo sus poemas en vuelo. De pronto una luz rebotó como un eco, un eco prendido sin retorno. La expresión del júbilo, por encima de pesos, de sentimientos, se alzaba en un perfil chinesco. Sombra del dolor en lo alto, tenso y triunfante, no dejes de sonreir en ese fugaz instante eterno. Así es el placer, un dolor desvestido de mueca, un quiebro etéreo sobre la nada que te conduce por esa luz recortada a lo impreciso.
Autora de la foto: Lydia Solans
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